En Buenos Aires parece haber desde hace un tiempo un llamado a la quietud, incluso casi a la inoperancia. Tengo la sensaciòn, creo que no se trata de un prejuicio, que existe en los hechos una tendencia a la desagregaciòn paulatina de nuestro tejido social, y segun èsta supuesta tendencia, la afectaciòn mas clara estarìa demostrada en un progresivo crecimiento de nuestros silencios. La ciudad sigue siendo el otro, acuerdes o no.
Ahora bien, ya mismo, pueden estar llegando mil crìticas a todo lo que acabo de escribir. No concibo criticas de aquellas que se suelen llamar constructivas, imagino tan solo relativizaciones, agresiones, e -incluso- burlas sin fundamentaciones. Algunas pseudocriticas de aquellos que viven miràndose el ombligo pueden llegar a ser directamente insostenibles, otras, imposibles de ser ejecutadas si no es detràs de una pantalla (vengan monos). ¿La ciudad es el otro?
Ahora bien, ya mismo, pueden estar llegando mil crìticas a todo lo que acabo de escribir. No concibo criticas de aquellas que se suelen llamar constructivas, imagino tan solo relativizaciones, agresiones, e -incluso- burlas sin fundamentaciones. Algunas pseudocriticas de aquellos que viven miràndose el ombligo pueden llegar a ser directamente insostenibles, otras, imposibles de ser ejecutadas si no es detràs de una pantalla (vengan monos). ¿La ciudad es el otro?
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