Ring! Ring!Ring!

En Buenos Aires parece haber desde hace un tiempo un llamado a la quietud, incluso casi a la inoperancia. Tengo la sensaciòn, creo que no se trata de un prejuicio, que existe en los hechos una tendencia a la desagregaciòn paulatina de nuestro tejido social, y segun èsta supuesta tendencia, la afectaciòn mas clara estarìa demostrada en un progresivo crecimiento de nuestros silencios. La ciudad sigue siendo el otro, acuerdes o no.
Ahora bien, ya mismo, pueden estar llegando mil crìticas a todo lo que acabo de escribir. No concibo criticas de aquellas que se suelen llamar constructivas, imagino tan solo relativizaciones, agresiones, e -incluso- burlas sin fundamentaciones. Algunas pseudocriticas de aquellos que viven miràndose el ombligo pueden llegar a ser directamente insostenibles, otras, imposibles de ser ejecutadas si no es detràs de una pantalla (vengan monos). ¿La ciudad es el otro?

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