A veces me siento un marciano

Cuando ir a la parada de colectivo se me convierte en una aventura, se que estoy en esos días. Desde la salida de casa veo todo en cámara lenta y, la verdad, muchas cosas me hacen reir, algunas sonrerir y, otras tantas no las entiendo. Ese conjunto de cosas que no entiendo, justamente no las entiendo porque salgo con lentes de lo razonable: si las circunstancias a la vista en ese momento no cuadran en lo normal, no pasan los filtros lógicos, cambia mi mirada. Claramente, paso a poner la mirada de chino que sospecha. Lo que te cuento es raro, pero real.
Así es que un día como hoy, miro muchas cosas con cara de no entenderlas: uno se empieza a preguntar cosas tales como que ascensores llevaron a la gente hasta ahí,  como se procesa la lechuga e, incluso, los orígenes de absolutamente cualquier cosa.
Ya lo decía mi abuela: no son todos los que están ni están todos los que son.

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