el trabajo que presenté en Córdoba: Identidad en el Kirchnerismo...(vale la pena leerlo)

Ponencia preparada para el X Congreso Nacional de Ciencia Política, organizado por la Sociedad Argentina de Análisis Político y la Universidad Católica de Córdoba, Córdoba, 27 al 30 de julio de 2011”. Identidad en el “Kirchnerismo” Daniel Ricardo Kuchkaryan 
Licenciado en Ciencia Política de la Universidad de Buenos Aires Área temática a la que se presenta: historia y política Sub-área temática a la que se presenta: ideas, prácticas y cultura política Resumen En ciencia sociales, una pregunta simple como un “que es” puede complejizarse dado lo dinámico y complejo del objeto de estudio principal: la sociedad. Esta elaboración referirá al peronismo fuera de su espacio temporal original, fundamentalmente, entre 2002 y 2007: en ese sentido busca definir orígenes. Hubo varios gobiernos nacionales que se autodenominaron peronistas o representantes del peronismo, pero referirse al peronismo como a algo diferente al peronismo del líder original es – desde el punto de vista de éste trabajo- algo discutible, nuevamente, usando otras palabras, me pregunto si es válido hablar del peronismo sin su líder por fuera de los que apoyan a cada peronismo. Objetivamente, la idea que se usa en la elaboración que se presenta es el siguiente: se buscan puntos de comparación con el peronismo originario dentro del período Enero 2002- mayo del 2007 con énfasis en la segunda etapa de ese periodo. Summary In social science, a simple question as "what is that? "may complicate cause of the dynamic and complex at the main study object: society. This development will refer to Peronism outside its original time and space, fundamentally, between 2002 and 2007: in this sense seeks to be defining in an historical way. There were several national governments that called themselves or representatives of Peronism Peronist, but refer to Peronism as something different from the original Peronist leader from the point of view of this work-a moot point, again, using other words, I wonder if valid to speak of Peronism without their leader out of the supporters of each Peronism. Objectively, the idea used in the development that occurs is: is looking for points of comparison with Peronism originating within the period January 2002 - May 2007 with emphasis on the second stage of that period. Identidad en el “kirchnerismo”: (Entre “Duhaldismo y Kircherismo”). Enero 2002- mayo 2007 “la contraposición de derecha e izquierda representa una típica forma de pensar por díadas, de las que se han ofrecido las mas distintas explicaciones: psicológicas, sociológicas, históricas e incluso biológicas. De ellas, conocemos ejemplos en todos los campos del saber. No existe disciplina que no esté dominada por una díada omnicomprensiva: en sociología, sociedadcomunidad; en economía, de mercado-planificada; en derecho, privado-público; en estética, clásico-romántico; en filosofía, trascendencia-inmanencia. En la esfera política, derechaizquierda no es la única, aunque si es cierto que podemos encontrarla en todas partes”. (…) En la base y en el origen de las primeras dudas sobre la desaparición, o por lo menos sobre la menor fuerza representativa de la distinción, se encontraría la llamada crisis de las ideologías. Se puede objetar tranquilamente, y de hecho se ha objetado, que las ideologías no han desaparecido en absoluto, al contrario: están más vivas que nunca. Las ideologías del pasado han sido sustituidas por otras nuevas o que pretenden ser nuevas. El árbol de las ideologías siempre está reverdeciendo. Además, no hay nada mas ideológico, tal y como ha quedado demostrado muchas veces, que la afirmación de la crisis de las ideologías (BOBBIO, 1996). Introducción : aclaraciones, conceptos, fuentes e hipótesis En forma consciente, fundamentalmente por motivos de espacio y tiempo, se evita llevar más hacia atrás o mas hacia adelante la concatenación histórica: no se toma el peronismo de los setenta y sus divisiones, no se compara al menemismo con el Kircherismo ni en las rupturas ni en las continuidades a pesar de la riqueza que puede ofrecer esa comparación. Tampoco consideraré la actuación parlamentaria de Cristina Kirchner durante la época menemista ni recopilaré información sobre la interpretación heterodoxa de lo que significara económicamente el comienzo del último golpe militar. Tampoco hay espacio y tiempo para explicar las características de la izquierda política en relación a la derecha política o viceversa, asimismo tampoco hay espacio para definir al kirchnerismo institucionalmente ubicado a través de la relación entre éste, el Frente para la Victoria y el Partido Justicialista. Igual actitud debo asumir con los siguientes temas con gran alcance explicativo: la gestión económica del gobierno del abogado y político argentino llamado Fernando De La Rua y el retiro del apoyo al abogado y político argentino cuyo nombre es Adolfo Rodriguez Saa por parte del partido del que formara parte en la época en la que fue presidente solamente durante unos días, ni tampoco llego a explicar profundamente que sectores hubieran optado por apoyar al lanzamiento de la moneda llamada “el argentino”. Propondré algunos someros análisis al respecto. Comienzo acá y así la introducción: Expresándome siempre con sesgo liberalizado, la cita que antecede no solo es un reconocimiento a la autoría de Norberto Bobbio sino que esa cita incluye, a través de sus afirmaciones más importantes, parte de los elementos del trasfondo de lo que va a ser la hipótesis: la cita da cuenta del trasfondo real y sumamente profundo de todo el análisis que se viene, ese es el sentido por el cual esa cita está allí, quiero afirmar, como quedó entre dicho, que existen partidos de izquierda así como de derecha y que el hecho –que será concluyente en este trabajo- de que el peronismo no ofrezca una identidad final afianzada necesariamente en la izquierda o en la derecha, no invalida las consideraciones de Bobbio que se transcriben en las líneas en cuestión. Intrínsecamente, estoy afirmando que existen las ideas políticas: vergonzoso sería un acto en el que su existencia se discuta. Negar a las ideas políticas, sería no muy lejano a negar la política. En el presente, algunas cosas propias de los análisis sociales, dentro de los análisis sociales, pueden estar –en este contexto de confusión por sobre los valores políticos fundamentalessencillamente desorientadas. Es así que muchas veces se toman cosas por obvias que en realidad no son cosas obvias sino insertas en el sentido común a través de argumentaciones falaces, es así entonces que resulta que las preguntas tontas no siempre son lo que parecen ser, un “¿que es?” se puede transformar en un problema cuando se refiere a buscar una definición de un algo tan inmiscuido en la sociedad como todo lo que es político. En este punto ya sabemos entonces que la hipótesis va hacia un “¿qué es?”. De acuerdo a ello, para introducirse en la hipótesis un poco más, en este momento, démosle unos segundos de crédito a la imaginación y entonces imaginemos un auditorio: en éste alguien pregunta a la multitud algo exactamente como lo siguiente: ¿Cómo se define al kirchnerismo?¿qué es? ¿cómo definiría usted al kirchnerismo? Si suponemos, para que esta explicación resulte un poco más gráfica, algo idílico pero útil a los efectos de ésta explicación, que es que en ese auditorio no existen posibilidades de prácticas autoritarias (entiéndase “si en ese auditorio no hay autoridades presentes”) ni existe la posibilidad de imponer argumentos falaces, así sugiero que quedaría evidenciado que habrían diferencias en cuanto a las concepciones expresadas por el público incluso si se supone que todo ese público vive la misma suerte cultural. Cambiaria el panorama si le damos crédito a la existencia de una o varias figuras de autoridad o fuentes en las que creer que sin ser autoridades legitimas, falazmente o no, quedan situadas como fuentes en las que confiar: no se supone que queramos quedarnos en lo que es la característica general dentro de las llamadas definiciones lexicográficas sino que la idea es indagar por sobre lo que se llama la diferencia específica. En ese sentido, adelanto los párrafos finales del desarrollo que definirá el origen del partido en cuestión, ¿los medios de comunicación nos pueden decir algo al respecto?¿Cuánto nos pueden llegar a decir los medios de comunicación sobre lo que es específicamente el kirchnerismo? ¿cuánto tienen que ver los medios masivos de comunicación en la asimilación de la supuesta unidad del peronismo o en la asimilación de supuestas eventuales divergencias?. Contextualizando ¿en que medida el “kirchernismo” se puede materializar en algo gracias a su afirmación -difusa o no- desde los medios masivos de comunicación? Lo del “homo videns” de sartori es cierto pero no explica el surgimiento del partido en sí ni fundamenta su posición actual sin recurrir a su consideración dentro del sistema de partidos al que no busco referirme. En los hechos, mas allá de que la mediatización de la política refiera al sistema político más que a un partido en particular, la liberalización de los criterios de información ha llevado a hablar de “ismos” (menemismo, cobismo, de la ruismo, sciolismo, etcétera) y directamente resulta en ser una cuestión de asignación de autoridad en base a criterios propios de quienes son los comunicadores enunciantes y al mismo tiempo ese tipo de enunciaciones pone a los entes enunciados en condiciones iniciales de igualación o, con otras palabras, en condiciones de igualdad inicialmente y hasta el momento en que hace efecto la dinámica histórica. El asunto es que en este ítem se mezclan dimensiones, no se habla en este punto de ponderaciones sobre partidos políticos sino de seguidores de personas dentro de un sistema: son los medios de comunicación metidos en la política segmentado al electorado, fácticamente ello es real. Los medios, parte necesaria del juego político que implica, justamente, la política de los partidos actuales, confunden; intencionalmente o no, o reflejan las circunstancias: si tomamos el caso de Daniel Scioli (ex empresario, deportista y político argentino) –a modo de ejemplo- éste fue menemista y luego kirchnerista y como vicepresidente de Nestor Kirchner– ya en la gestión de Cristina Kirchner, fue “reemplaazado” (entiéndase “su puesto paso a manos de..”) un integrante de la Unión Cívica Radical. Ese radical luego “amagó” con generar su propia candidatura presidencial aduciendiendo diferencias dentro del propio Frente para La Victoria. En suma, es muy difícil responder de éste modo a quien responde cada quien sin olvidar por ejemplo que Eduardo Duhalde fue vicepresidente electo del primer menemismo y luego “se percató” de que el rumbo del menemismo no era su rumbo (quien quiera cerciorarse de ello cuenta con la posibilidad de leer “Memorias del Incendio, los primeros 120 días de mi presidencia” (Duhalde, 2007). Sin embargo, para hacer una ciencia de la política generando conocimientos hay que ser comprometido con posiciones específicas osea relativizar el gran peso de los medios en la política actual; esto es, relativizar al peso del poder político en base a la notoria influencia que los medios masivos tienen fundamentalmente en las épocas de elecciones es dar de baja a la ciencia política o llevarla al terreno de la superficialidad. En otras palabras, y esto se repetirá en la expresión formal de la hipótesis, como se buscará comparar al peronismo con el kirchenrismo, decir lo mismo del primer párrafo de otra manera bien podría ser afirmar que muchas gestiones gubernamentales nacionales se proclamaron peronistas siendo muy diferentes entre sí pero como el eje de lo que se viene busca circunscribirse a un determinado periodo, diré: Eduardo Duhalde, abogado y político argentino nacido en la Provincia de Buenos Aires, se llamó peronista y lo mismo hizo Néstor Kirchner. Se precisan hacer dos comentarios aclaratorios en éste sentido: el primer comentario es que el “peronismo” de ésta elaboración es un supuesto fundante, no refiere sino subsidiariamente al peronismo de Juan Domingo Perón (cuando se cuenta la historia del hombre nacido en Lobos es en función de contar las otras dos historias; asimismo, el segundo comentario refiere a que obviamente el duhaldismo refiere a Eduardo Alberto Duhalde y el kirchnerismo refiere a Nestor Kirchner. Sumo lo siguiente para también intentar dilucidar ¿Por qué si Eduardo Alberto Duhalde fue el padrino político de Kirchner y fue vicepresidente de Menem durante un tiempo acotado, ese mismo político bonaerense fue luego detractor ideológico del riojano y opositor político del santacruceño? Trataré de echar luz al respecto en el desarrollo. En sentido no positivo, a nivel de lo que fue la selección de todo lo leído, parte de esta elaboración se trata de descartar elaboraciones pretendidamente políticas que en realidad son semblanzas y como la definición de Bobbio no asimilia la política a la semblanza de los políticos, lisa y llanamente, ateniéndome a la definición que tomé del autor italiano, descarto toda posibilidad de evaluar rigurosamente determinados libros. Es sumamente importante que yo aclare que no busco calificar dichas obra minuciosamente ni tampoco ese tipo de obras en general, solamente gusto señalar que no se corresponden a la categoría llamada “obras de análisis político”, por tanto de ésta y de ese tipo de libros no se pueden obtener datos relevantes a los efectos de nuestro análisis aunque haya intentado recabar información de ellos. En ese mismo camino fuera de lugar al que no gusto adentrarme, se pueden encontrar condenas tontas o celebraciones tontas, más concretamente, de argumentaciones falaces. Donde nació un político, que come o cuales son sus preferencias personales, no me habla de política; efectivamente, valoro otro tipo de obras necesariamente posicionadas en la política Finalmente, la hipótesis básica de esta elaboración es: ¿Qué es el kirchnerismo?¿es una expresión del peronismo? Desarrollo Sección primera: explicación ideológica. La Provincia de Buenos Aires, con 307.571 kilómetros cuadrados de extensión y siendo la provincia de territorio casi completamente continental más grande de la República Argentina, es históricamente una de las más importantes –con seguridad, al menos desde la época de Perón-, su participación como parte de la nación en la constitución del producto bruto interno nacional es y fue siempre una de las más altas (tiene el mayor producto bruto geográfico del país). De acuerdo a los resultados provisionales del censo del año 2010, tiene 15.594.428 habitantes mientras que la Ciudad de Buenos Aires tiene, según el mismo censo, 2.891.082 habitantes; la suma total de ambas cantidades da cuenta de que entre ambos territorios hay 18.485.510 habitantes, lo cual es casi la mitad de la población total del país. Electoralmente, la Provincia de Buenos Aires –sin incluir a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires- también es sumamente relevante, 37% del electorado nacional, tiene a la mayor cantidad de habitantes y a la mayor cantidad de electores por lo que pesa significativamente. En suma, lo que implica aquello es que quien sea la cabeza política de la Provincia, vale decir el gobernador, indefectiblemente, es o va a ser una figura política relevante a nivel nacional y siempre va a precisar de una fluida relación con el oficialismo al menos considerando los espacios temporales en los que el electorado entre ambos es en casos común. En concordancia con esa explicación anterior, para intentar argumentar más, paso a recordar un problema de diciembre del año 2001: se estimaba que Adolfo Rodriguez Saa mostraba señales de querer quedarse como presidente mas de los sesenta días estipulados legalmente para casos como el que se estaba dando. Su imagen ante la sociedad le jugaba a favor de ello por su conocida hiperactividad como funcionario único del poder ejecutivo nacional y gustaba de plantear medidas de acción prolongadas como la emisión de “el argentino” que era un proyecto de nueva moneda que quedó como tal al que luego me referiré. Jorge Camarasa, explica la resolución espacio temporal del problema. En su obra Días de Furia, consideró el peso de Duhalde en la asamblea de Chapadmalal (a 23kilómetros de la Ciudad de Mar del Plata); allá se definiría la continuidad del otrora presidente Rodríguez Saa con una reunión de gobernadores del justicialismo a la que el hombre de San Luis había llamado para poner de su lado al partido que lo había designado en forma provisional para que hubiera elecciones luego de dicho período de transición. En esos momentos, Duhalde no era gobernador de su Provincia pero representaba los intereses del justicialismo de la Provincia de Buenos Aires y de hecho la Provincia era gobernada por Carlos Ruckauf, en suma: ni Córdoba ni la Provincia de Buenos Aires –dos de las Provincias más grandes económicamente- tuvieron a sus gobernadores en aquella reunión. Horas después, Saa presentaba su renuncia desde su Provincia, a él –dice el autor antes citado- le resultaba al menos dudoso que el canal siete de Buenos Aires no pudiera –ni pudo- transmitir correctamente la cadena nacional que proponía para dar cuenta de su renunciamiento al cargo de presidente de la nación. Luego de procurar dar cuenta del peso político de Duhalde, ya empezando ya a comparar lo fundamental de lo que será el desarrollo, en “Los Kirchner” (una recopilación de editoriales del diario La Nación del año 2003), Joaquín Morales Solá sostiene que Duhalde es peronista y que Kirchner no lo es. El argumento de dicho periodista, que arranca en la página sesenta y seis del libro recién aludido y que pretendo rebatir por considerarlo como un argumento inválido por lo falaz de su lógica argumentativa, se basa en el manejo del asunto de la Escuela Mecánica de la Armada cuando –en definitiva- Solá sostiene que fue –en definitiva- un manejo “politizado” más que una acción política pura a favor de la sociedad entera y que eso demostraría la condición no peronista del kirchnerismo. El periodista citado en el párrafo anterior busca dar cuenta –acertado o no- de móviles o intenciones cuyo carácter tendría –ante todo- un sello revanchista como lo que constituye lo mas importante a favor de su parecer. Sin afirmar o negar si hubo o no móviles de revancha, como anticipé, se podría comentar que su argumentación es insuficiente para afirmar aquello que afirma, igualmente esto es la consideración de un capítulo de su libro pero es justamente en ese capítulo donde se sostiene claramente que Kirchner no era peronista y no en otros capítulos. No podría afirmar con certeza si Kirchner fue o no peronista pero efectivamente sí podría afirmar que la argumentación de Morales Solá no es suficiente a favor de la negativa, el peronismo admitió y admite la existencia de oposición ideológica. Lo que también es cierto y verificable es que lo común entre Duhalde y Kirchner tiene como eje formal y real la devaluación que, a nivel nacional, genera el aumento del consumo interno y un aumento de la competitividad de los productos argentinos en el exterior del país . Vale considerar que la competitividad se refiere al grado de existencia de ventajas comparativas teniendo en cuenta el valor de la producción y la cantidad producida siendo ello determinado –al mismo tiempo- por la productividad, y ésta última tiene que ver con el tipo de recursos que existen en la producción donde cuentan el factor de los recursos humanos, la tecnología disponible, las investigaciones técnicas e investigaciones de mercado, etcétera. Debe notarse, antes de explicar el asunto de la devaluación, que la ecuación de la competitividad tiene, entonces, varios elementos: existen ventajas comparativas que funcionan durante un corto plazo y a la vez existen ventajas comparativas que funcionan en el largo plazo, la determinación del valor de las mercaderías exportables por parte del sistema del mercado mundial está asociada a la competitividad en el corto plazo mientras que la productividad está asociada a la competitividad en el largo plazo. Estas supuestas dos clases de competitividades no se excluyen entre sí, pueden convivir en un único peronismo, pre eliminarmente podría concluirse que éste sería uno de sus grandes desafíos en relación al crecimiento económico de la nación pero no necesariamente en relación al asunto de la distribución de la riqueza entendida como algo por fuera de la teoría del derrame reconocida como propia del neoliberalismo; en un párrafo posterior Marcelo Zlotogwiazda –un economista y periodista argentino- da cuenta del primer tipo de competitividad sin explicarla con ésta clasificación y ello clarificará la cuestión. La devaluación se refiere a un marco que reconfiguró a la competitividad hacia un nuevo camino, y concretamente es la no continuidad de la vigencia de la ley de convertibilidad, la ley de convertibilidad refería a la paridad legalmente establecida entre el peso y el dólar con un rol del Banco Central de la República Argentina previsto como fundamentalmente pasivo si se lo compara con lo que luego fuera tras la derogación de la ley. Fernando Iglesias en el libro “Kirchner y yo” editado por Editorial Sudamericana en el año 2007 no acuerda con ello: “que la competitividad internacional de un país pueda basarse en una moneda artificialmente devaluada es otra de las afirmaciones de sentido común neo desarrollistas jamás demostradas. Para ponerla en duda basta comprobar que entre los diez primeros exportadores mundiales, seis son países cuya moneda es el euro, la mas apreciada hoy a nivel mundial. Pero si algo desmiente la relación automática y proporcional entre un “cambio competitivo” y las capacidades exportadoras de un país es lo sucedido en los últimos años con Brasil. Cuando Brasil abandonó el 1 a1 y devaluó el real a principio de 1999, un coro de lamentos se alzó desde la patriótica burguesía argentina: ¡traición! Gritaron los neodesarrollistas, puñalada por la espalda señalaron los panegiristas del dólar alto, las mercancías brasileñas nos invadirán, gimieron los industriales a la caza de devaluaciones competitivas y subsidios”. En suma, Iglesias sostiene que eso no pasó como para poner en duda la cuestión comentada sobre la competitividad en el párrafo no aclaratorio que resulta inmediatamente anterior al precedente (en otras palabras, Iglesias no podría decir que la devaluación hizo al territorio común entre Duhalde y Kirchner). Iglesias encontró una cuestión que le sirve para “poner en duda” los efectos de la devaluación que efectivamente hubo, su “puesta en duda” es aceptable. Lo que dicho autor no tiene en cuenta es el contexto del que nació la convertibilidad: el marco ficticio que hacía a la convertibilidad era en parte resultado del correcto alineamiento con las viejas políticas del Fondo Monetario Internacional para con los países emergentes (nota de redacción: el Fondo Monetario Internacional es un importante organismo de la Organización de las Naciones Unidas), el aprisionamiento económico que generaba de facto, el hecho de que para la población en general significaba ante todo el fin de los procesos inflacionarios y que a nivel macro económico un esquema de endeudamiento externo por parte del estado a favor del consumo interno.Iglesias tiene razón cuando dice que la devaluación no genera automáticamente competitividad, es necesario tener menos competitividad para luego crecer en tal sentido, es lógico. El siguiente ítem a marcar como configurador del marco que existía hacia enero del año 2002 es lo que fuera la llamada crisis del tequila con su correspondientemente denominado “efecto tequila” en países emergentes como el nuestro a raíz de los cambios generados en las condiciones de los créditos internacionales desde tal crisis , que hacia 1994 deterioro fuertemente las posibilidades de crédito externo en dólares quebrando la posibilidad de existencia integral al círculo vicioso que asociaba al endeudamiento externo con el consumo interno, ésta influencia negativa llegó hasta la época del delarruismo y con un Fondo Monetario Internacional sumamente afincado como promotor de las políticas económicas que en éste país venían aplicándose claramente desde la llegada de Menem al ejecutivo nacional. El pasado más reciente al cambio que trajo el duhalidismo fue todo el desarrollo de la economía de la Alianza durante el 2001, muy resumidamente: Desde el 10 de diciembre de 1999, quien estaba al frente del ministerio de economía era José Luis Machinea pero dimitió –según él- al no encontrarse con el apoyo político necesario para su gestión, el 5 de marzo asumiría López Murphy pero tras la renuncia de Murphy el 19 de marzo del 2001 –tras menos de tres semanas como ministro de economía- regresaría Domingo Cavallo al ministerio. El economista nacido en nuestra Provincia de Córdoba habría fallado por lo siguiente: .-La propuesta heterodoxa de Cavallo del factor de empalme (aguardar la igualación del valor entre el peso, el dólar y el euro y hasta entonces subvencionar las exportaciones y gravar las importaciones), .-Su propuesta de bancarización forzada a través de lo que fue el llamado corralito bancario que debió convivir en contradicción con la necesaria búsqueda de liquidez y que no fue efectivo porque no blanqueó a la economía en negro .- Afectó significativamente a la liquidez que es la capacidad de convertir a los bienes en dinero “constante y sonante” así como afectó al sector de la economía no bancarizado (fundamentalmente, refiere al sector comercial menor). Hacia mediados de diciembre, Cavallo ofreció su renuncia; no había sido esa una resolución simple y así busca demostrarlo el libro Días de Furia al inicio del capítulo oportunamente titulado “El Sacrificio”: “ La tenacidad con que Fernando de La Rúa defendía a Domingo Cavallo de los embates de su propio partido parecía no tener explicación. Ninguna de las gestiones de los legisladores había dado resultado y hasta la noche misma del miércoles, después de los saqueos y bajo el ruido de las cacerolas, el ministro de economía parecía atornillado a su cargo” El eje formal del nuevo cambio posterior, la continuidad necesaria luego de la ruptura de la paridad cambiaria referida, fue la sanción de la llamada ley de emergencia económica cuya numeración es 25.561 durante los primeros días del mes de enero del año 2002 (el eje real fue lo que ello provocó en forma progresiva como proceso). La primera parte del artículo uno de dicha ley, dispone: “ Declárase, con arreglo a lo dispuesto en el artículo setenta y seis de la Constitución Nacional, la emergencia pública en materia social, económica, administrativa, financiera y cambiaria, delegando al Poder Ejecutivo nacional las facultades comprendidas en la presente ley, hasta el 10 de diciembre de 2003”. El tercer artículo de dicha norma deroga, justamente, los artículos uno ,dos , ocho, nueve, doce y trece de la ley de convertibilidad, la 23.928 del veintisiete de Marzo de 1991 , que son sus fundamentales. Destáquese que la resolución a favor de la devaluación no fue repentina ni fue una decisión completamente política, de acuerdo a lo que escribiera Duhalde, elementos de la más diversa índole –como señales- dan cuenta de ello: un claro ejemplo fueron las visitas de funcionarios de los EEUU representantes del Fondo Monetario internacional presionando hacia el cambio del régimen monetario e incluso criticando a la gestión de Domingo Cavallo. Cabe considerar, también, que no solo no fue repentina, sino que fue incompleta si se la compara con lo que luego ocurriría: fue incompleta porque trazo a un peso con cuarenta cada dólar y marcó un tipo de cambio diferenciado para la exportación. De todas maneras, si consideramos la devaluación sin restricciones por parte de la política económica del gobierno, aun continuaría pudiendo ser considerada incompleta puesto que el Banco Central está actualmente facultado como operador en la compra y venta de divisas.(el seis de febrero del año 2002 se sancionó la ley 25.562 siendo una modificación de la Carta Orgánica del Banco Central de la República Argentina y que al mismo tiempo modificó a la ley 24.144 – del día veintidos de octubre de 1992- en su tercer artículo: ese tercer artículo es el referido a las facultades expresadas en el párrafo presente) Vale citar mas antecedentes previos a la época duhaldista teniendo en cuenta que análisis específicos son coherentes con lo que se venía: la moneda “el argentino” –propuesta por el equipo de trabajo de Adolfo Rodríguez Saa y que nunca salió a circulación, según se sobreentendía, era un instrumento indirecto de la que iba a ser la devaluación nunca “blanqueada” francamente que proponía la gestión de Rodríguez Saa durante diciembre del año 2001. Es necesario detallar más acerca de “el argentino”: se discutió la autoría del proyecto, se discutió cuanto inyectar al mercado de la posible nueva –tercer- moneda, Duhalde se manifestó publicamente en contra, David Expósito - supuesto autor integral del proyecto se discutía si trabajar como director del Banco Nación o continuar su trabajo como periodista- (esto de la opción por continuar por el periodismo es la versión de Jorge Camarasa en su obra Días de Furia en el año 2002) y toda ésta cuestión terminó cuando luego de 48 horas como director del Banco Nación, el 28 de diciembre del 2001, el presidente Adolfo Rodríguez Saa le pidió la renuncia (versión del diario La Nación de dicho día). Ciertamente , “el argentino”, también se correspondía y se podía concatenar con otros antecedentes: los bonos utilizados como monedas Provinciales y como monedas nacionales que –según el libro de Eduardo Amadeo titulado “La salida del abismo” y editado en el año 2003- constituían mas del 65% del dinero en circulación y más del 30% de la base monetaria (a nivel nacional, estaba el Lecop y a nivel Provincial había toda una serie de cuasi monedas Provinciales, supuestamente propias de cada Provincia, pero que –por ejemplo- en el caso de los patacones, también se admitían en la Ciudad de Buenos Aires). En Memorias del Incendio (Duhalde, 2007), se señala que “el mercado había decidido por si lo que las autoridades se negaban a admitir y los argentinos nos negábamos a debatir. El 10 de diciembre el diario La Nación titulo una nota “El peso vale medio dólar” y reprodujo (léase “reprodujo así”) un despacho periodístico uruguayo: los problemas que las casas de cambio uruguayas encuentran para cambiar los pesos argentinos en buenos aires derivaron en una devaluación de hecho del peso argentino en las pizarras de este lado del rio de La Plata. Algunas casas no aceptan moneda argentina, porque no pueden cambiarla luego o bien tienen dificultades serias para hacerlo. Pero los que si la reciben pagan cada vez menos.” Como lo dicen las palabras del título, continúo marcando la continuidad, duhaldismo y kirchnerismo estuvieron como frentes al día de hoy: asociaciones fácticas o asociaciones electorales pero frentes al fín. Seguir el caso de Duhalde desde esa dimensión que marcan los armamientos electorales es decir lo siguiente: asumió en el segundo día del año 2002 como parte del Partido Justicialista pero con la historia de haber formado parte de la Liga Federal – a la que me referiré en el próximo párrafo- en la década del noventa pero manteniendo después relaciones políticas estables con el kirchnerismo hasta un determinado momento en el que para el kirchenrismo se configurara como enemigo necesario y para el duhalidismo se empezaría a entender la posibilidad del kircherismo como el lugar en donde reflejar la vieja identidad duhaldista que se manifiesta en el libro de Eduardo Duhalde (Duhalde confrontando con Menem por el rumbo del gobierno nacional del riojano) aprovechando la tendencia del kirchnerismo hacia el debate público de lo político. La llamada Liga Federal, debo profundizar -con Duhalde a la cabeza- nacía hacia fines de Mayo de 1990, pretendió representar los intereses de la Provincia de Buenos Aires sin discutir con la hegemonía del Partido Justicialista a nivel nacional: la organización se comprometió a no sobrepasar el territorio bonaerense. La contraparte de la negociación, que permitiría la existencia de éste movimiento partidario es la admisión de la nueva existencia del Ente del Conurbano cuyo manejo del llamado Fondo del Conurbano requería necesariamente discrecionalidad –sobre todo política- al ser algo sobre el monto dinerario más importante para las obras de lo que la época de la gobernación duhaldista en la Provincia de Buenos Aires (el ente del conurbano consistía en un fondo de 650 millones de dólares anuales a modo de reparación histórica por los vaivenes de la coparticipación y resolvía licitaciones en mucho menos tiempo de lo regular porque rendía cuentas directamente al gobernador sin el control de la legislatura). La discursividad de la llamada “Liga Federal” era propia del libro “La Revolución Productiva”, pero su realidad fue política y no idealista: “ A un compañero nuestro que ocupaba la subsecretaria de la Producción le dijeron: avisale a toda tu gente que mañana hacés un acto para anunciar que te pasaste a la Liga Federal. Si no te hecho a vos y a todos los tuyos… Esto se lo dijo el intendente, directamente” (Daniel Otero en el libro titulado “El otro” y editado por Nuevohacer en 1997, capítulo sobre la compra de voluntades, página setenta y cinco según propia entrevista de dicho autor). En cuanto al libro –enmarcado en la campaña presidencial menemista de 1989- en sí, me refiero al libro que mencioné en el párrafo anterior, del propio libro transcribo lo siguiente para empezar a desgranar una posición que debería quedar clara sobre el final de toda esta elaboración: “La revolución productiva implica fundar una Argentina nueva. Significa la liberación de todas las energías desperdiciadas del país. Es reemplazar la teoría de la especulación por la cultura del trabajo. Es decirle sí al capital productivo y decirle no al capital usuario. Es exportar e importar para ser modernos y ser modernos para progresar. Es el crecimiento económico y la justicia social.”. Cabe agregar, fuera de la cita antecedente tomada de la página número ocho, que el libro no solo se refiere a la revolución productiva como un incremento del producto bruto interno o el éxito con las exportaciones sino que también se refiere a él como un cambio cultural que debería manifestarse en las obras cotidianas en un contexto en el que se señala que no caben los intentos unilaterales de desarrollo planteando consecuentemente una vuelta al agro para sostener la industria. Es evidente que se refiere a la competitividad. En segundo lugar, continuando el hilado, seguir el caso de Kirchner desde esa misma dimensión es decir lo siguiente: Carlos Menem se bajaría del ballotage, queda consagrado Nestor Kirchner con el 22,24% de los votos, el santacruceño -consciente de su baja cuota de poder inicial- ofrece jugadas políticas a modo de golpes de efecto a los efectos de favorecer su imagen pública como herramienta para ganarse de a poco a su propio partido y así –en ese contexto de disputa por el poder en el partido justicialista- se va armando el frente que al día de hoy aun existe. Es relevante tener en cuenta que en el día 24 de enero del año 2003, el Congreso Nacional Justicialista –por iniciativa fáctica del duhalsimo, fuerza política que suponía tener el porcentaje necesario de congresales para el fin que buscaba – se había planteado lograr el 33% de los votos a su favor (trescientos congresales votándole positivamente en forma alineada) con la idea de aplicar el sistema de los “neolemas” (en lugar de sumar todos los votos del partido, en una suerte de pacto de caballeros –como dice y explica el diario página 12 en la nota al respecto- los perdedores apoyarían al que mas sufragios logró), así podría haber tres candidatos con el mismo origen partidario. Profundizando, con el bagaje de la teoría de los juegos, lo que fue –justamenteel juego de cada uno de los grupos de actores seguramente tuvo relación con sus expectativas en relación a estimar quien podría sumar más votos sellando las alianzas políticas en función de ello: .- Hasta agosto del 2002 iba a haber internas partidarias - siempre hablando del partido justicialista- en el día 24 del mes de noviembre (la fuente es el Clarin del 1/08/2002). Menem ya era enemigo por elección de Duhalde y a De la Sota –un abogado y político argentino que en esa época gobernaba a Córdoba- le apoyaba tibiamente (cabe preguntarse si a la expectativa de ver como reaccioría la ciudadanía ante la candidatura del cordobés en términos de sus posibilidades reales de éxito). La anotación mas importante que debo hacer sobre Menem es así: fue puesto en una encrucijada política (por parte de quien estimare su derrota en primera vuelta por cuestiones del deterioro de su imagen porque quien estimara de ese modo, también concluiría que potencialmente el menemismo se sentiría mas cómodo pelando primero en el partido que directamente por fuera de él ) pero pese a ello ganó la primera vuelta electoral pero las reglas indican que ello no es suficiente para el triunfo. .- Cuando Adolfo Rodríguez Saa –un abogado y político argentino que gobernaba en aquella época su Provincia de San Luis- optó por apoyar un eventual congreso que definiera el problema de que varios representantes del justicialismo querían disputar el premio mayor –vale decir, la presidencia-, lo hizo menospreciando lo que se demostró era el ferreo control del duhaldismo sobre los representantes del Partido Justicialista bonaerense (Clarin del 25/08/2002) .- Por último, cuando Duhalde aceptó ser parte de ésta dinámica, se podría estimar, lo hizo creyendo que éste iba a ser el medio para instalar a su candidato como triunfador en una eventual contienda electoral en la que los candidatos iban a ser varios (durante mucho tiempo, se puede decir, Duhalde habría logrado su objetivo: el punto de inflexión se dio cuando se convirtió quizás en enemigo político de Kirchner, la realidad mas fuerte es que nunca buscaron representar a los mismos sectores). En principio, de acuerdo a lo leído, su candidato fue De La Sota, pero desde el 11 de enero del 2003, pasaría a ser Kirchner aunque ya en forma explícita, no de la manera en que resultaba serlo De la Sota. Concretamente, en Febrero del 2003, la Juez en lo Criminal y Correccional Federal de la Capital Federal Maria Romilda Servini de Cubría resolvió que no se desarrollen elecciones internas en el Partido Justicialista para determinar su candidato a presidente. También la Juez Federal dispuso la participación de 3 alianzas mediante la aplicación del denominado sistemas de neolemas, en consecuencia los resultados de acuerdo al proceso electivo del día veintisiete de abril habían sido los siguientes: Carlos Menem- Carlos Romero: 4.741.147 (24,45%). (Alianza del frente de la lealtad) Nestor Kirchner-Daniel Scioli: 4.312.528 (22,24%) (Alianza del frente para la victoria) Ricardo Lopez Murphy- Ricardo Gomez Diez: 3.173.485 (16,37%) (Movimiento Federal Recrear, según La Nación del 6/11/02, una alianza entre Recrear para el Crecimiento y el Movimiento Federal). Adolfo Rodríguez Saa – Melchor Angel Posse: 2.736.087 (14,11%) (Alianza del frente de mov. Popular) Elisa Carrio- Hector Guiterrez: 2.723.578 (14,05%) (ARI) Dice claramente el artículo 155 del código electoral nacional en su primera parte: “En caso de renuncia de los dos candidatos de cualquiera de las dos fórmulas más votadas en la primera vuelta, se proclamará electa a la otra”. Ocurrió entonces que la fórmula de Menem junto a la fórmula de Kirchner hubieran pasado al proceso de ballotage establecido para estos casos pero el menemismo, como dije en otros términos, dado que estimaba una derrota, planteó que no estaban dadas las condiciones y presentó -a través del apoderado del partido- su renunciamiento a la participación en el ballotage previsto éste para el día 18 de mayo de ese mismo año. Entonces, como hubo renunciamiento, se aplicó el artículo 155 que cité en el párrafo anterior. Sumo el siguiente desarrollo porque me parece atinente para completar el argumento que antecede a la enunciación de los resultados porque lo que sigue busca explicar parte de lo sucedido en los meses posteriores a la elección, durante la luna de miel del gobierno con la población cuando las posibilidades de mantener una imagen positiva son muy altas; lo que sigue se refiere a los golpes de efecto que hubo en los primeros meses de Nestor Kirchner en el Poder Ejecutivo Nacional a partir de una teorización acerca de los golpes de efecto y los explica como tales para que se pueda entender su mecánica dentro de la política con la idea de –al menos- que quede claro un tipo de cuestiones que no resulta errado buscar re interpretar: Entonces, un ejemplo de lo de golpes de efecto políticos (que –se entiende- no son implementaciones de políticas públicas sino versiones de la realidad donde el producto de una negociación es mostrado como un logro unilateral), se puede leer desde el libro de Pablo Abiad (el libro se llama Justicia era Kirchner y fue editado por la editorial Marea en el año 2005) donde se brinda información acerca de elementos constitutivos de lo que puede ser una negociación con la Corte Suprema de Justicia de la Nación. Claramente, lo que sostiene Abiad es que en lo que fueron los primeros meses del 2002, fehacientemente, se puede dar cuenta de que la Corte Suprema de Justicia de la Nación debió entrar en negociación al momento en que podía avalar o no avalar el proceso de pesificación de la época referida (esto es, muy sintéticamente, si avalaba un eventual proceso de dolarización a través de algún fallo, podría sufrir eventuales interpelaciones jurídicas fundamentadas en cuestiones no específicamente relacionadas a la cuestión del eventual fallo sino a reclamos a la corte de índole procesal sobre otros procesos). Lo que se está diciendo en la sección constituida por el párrafo anterior es: en el caso del ejemplo de la corte de la época duhalidista que trata el párrafo que es anterior a éste, queda visto que consecuencias de una negociación podrían haber sido mostradas a modo de golpe de efecto (golpe irreal) cuando fueran resultados, justamente de procesos de negociación. Lo importante de la cuestión, es que si validamos el método y el argumento, podemos plantearlo al menos como hipótesis para el marco de la siguiente gestión ejecutiva sobre la cual no se han leído tales análisis. No está de más decir, que dado que constitucionalmente tenemos un sistema tripartito de poderes interdependientes, las negociaciones institucionalizadas se sobreentienden, empero, la negociación a la que se refiere Abiad no es de tal tipo (tampoco está de mas decir que no solo había que ganarse a la población sino también al partido). Entonces, en paralelo, sobre el uso de la imagen positiva de Kirchner a la que me referí, cabe sumar lo siguiente, que son palabras de Daniel Omar Arzadun en su libro titulado “El Peronismo: Kirchner y la conquista del reino” en su página número cientocuarenta y siete: “A pesar de sus avances, sus recursos y presiones, el PJ escapaba al intento colonizador del kirchnerismo, su ilusión innovadora y el dominio omnipresente para fraguar sobre el partido la marca verticalista de su liderazgo personal y decisionita, debía aun atravesar la prueba de fuego: doblegar la voluntad de los barones justicialistas apelando a la única razón válida para estos caciques, la que se desprendía de la fuerza emanada del voto popular”. Como se dijo, la intención de estas líneas no es indagar acerca del peronismo, mucho se ha escrito al respecto y no es mi interés sumar más a ello: solamente rescato cosas indiscutibles: que el peronismo empezó con Perón, que el peronismo de Perón pudo aprovechar períodos de bonanza económica y que su líder fue pragmático. A partir de esas tres cosas indiscutibles que acabo de nombrar, distinguiéndoles, hago someramente la defensa individualizada de cada una de esas afirmaciones a favor de no dejar de dar cuenta de cómo empieza esta historia que hace el peronismo pero advirtiendo que la intención siempre es comparar desde el pasado reciente. a. “El peronismo empezó con perón”: mas allá de que Perón fue una de las figuras más importantes de la política argentina del siglo XX, antes de Perón, lógicamente nadie pudo haber mencionado seriamente a algo que se llamara peronismo. Como sostendría Iglesias en el libro “Kirchner y yo”, nadie pudo haber sido más peronista que Perón. b. “El peronismo de perón pudo aprovechar períodos de bonanza económica”: si tomamos a la mayoría de los autores sobre el peronismo se rescatan las diferencias entre el primero y el segundo periodo del gobierno peronista dado el contexto internacional. De acuerdo a Portantiero, el primer gobierno de Perón produjo una verdadera revolución social. Pero si medimos la eficacia de las políticas redistributivas y de bienestar implementadas por Perón, el ciclo terminó en los años cincuenta. Esa efectiva revolución social que duró cinco años, se extendió por sesenta, hasta hoy, asumiendo formas perdurables y mutantes unidas por una sola cuestión significativa: el sentido del ejercicio del poder”. c. “Perón fue un líder pragmático inserto entre condiciones socio históricas específicas”: decidió entre configuraciones existentes, actuó según las circunstancias mediando entre los intereses y teniendo en cuenta la existencia de diferenciaciones al interior del propio movimiento y sus dogmas partieron de esa base y no al revés. Explicitadas esas cuestiones, prosigo dando cuenta que Duhalde trabajo como gobernador tras un corto periodo de vicepresidente de Menem. Escribiría Duhalde que “ en aquel momento teníamos más de una coincidencia. Él (por Menem) hacía permanentes referencias a la historia argentina, rescataba la tradición federal y popular, y sostenía posturas claramente latinoamericanistas que facilitaron nuestra comunicación. En los actos, él se dedicaba a llevarle esperanza a la gente, mientras que yo construí mi discurso sobre la base de la necesidad de salir de la economía especulativa y adoptar un modelo de producción y trabajo. Recuerdo la primera vez que le confié a Menem mi idea de la revolución productiva” (Memorias del incendio, página sesenta y cuatro) Textualmente declara Duhalde: “ Desde la Provincia fui poniendo en marcha una gestión que se diferenciaba de la del gobierno nacional. Mi tarea no comulgaba con los giros que iba tomando el gobierno central. En un sentido contrario, enriquecí patrimonialmente a la Provincia gestionando y obteniendo el traspaso de los puertos y ferrocarriles asentados en el territorio bonaerense y de los astilleros Río Santiago. Esas empresas fueron estatizadas y administradas por el gobierno bonaerense, a contrapelo del proceso que se estaba dando en la Nación (página setenta y ocho de Memorias del Incendio)” Así como Duhalde tuvo su Ente del Conurbano, Kirchner también obtuvo hacia 1992 una concesión importante por parte del ejecutivo para –como parte de una negociación- apoyar la privatización de Yacimientos Petrolíferos Fiscales: la gobernación de Santa Cruz obtuvo el dinero de una deuda por regalías petroleras impagas atrasadas. El párrafo que está a continuación es una cita a Rodolfo Terragno por parte de Fernando Iglesias que explica ello en cierta profundidad: “Menem quería sancionar la ley de privatización de Yacimientos Petrolíferos Fiscales pero no podía. No tenía en el Congreso los votos necesarios: aparte de la abierta negativa de la Unión Cívica Radical, enfrentaba resistencias dentro del propio Partido Justicialista. Kirchner ofreció la solución. Había asumido la presidencia de la Organización Federal de Estados Productores de Hidrocarburos que agrupaba a Chubut, Formosa, Jujuy, La Pampa, Mendoza, Neuquén, Salta y Santa Cruz. Si la privatización era reclamada de modo unánime por la Organización Federal de Estados productores de Hidrocarburos –argumentó Kirchner- se vencerían muchas resistencias. Pero la solución tenía un precio: la Nación debía pagar (acuerdos extra judiciales mediante) sumas multimillonarias que las Provincias de la Organización Federal de Estados Productores de Hidrocarburos reclamaban por regalías supuestamente mal liquidadas. Ya el treinta de agosto de 1991, Menem, junto con sus ministros Domingo Cavallo y José Luis Manzano, habían suscrito una “curiosa” conciliación con Santa Cruz. Por ella, la Nación “reconocía” una deuda de 480 millones de dólares con la Provincia. Pero el “reconocimiento” quedaba impúdicamente sujeto a la sanción de la ley de privatización de Yacimientos Petrolíferos Fiscales. Si no se aprobaba esa ley, el reconocimiento –decía con todas las letras una cláusula del acuerdo- “quedará sin valor y efecto alguno, y no podrá ser invocado como antecedente de ninguna especie”. Dice Iglesias, “La penosa batalla entre los Duhalde y los Kirchner revivió la concepción política del primer peronismo, que parecía haber sido abandonada desde los tiempos de la Renovación. Se trata de una visión escasamente democrática del rol del Pejota, reducido a movimiento liderado verticalmente por un único jefe que representa enteramente los intereses de la Nación”. (Fernando Iglesias, Kirchner y yo, página cuarenta y cinco) Nuevamente cito textualmente a Iglesias cuando dice que “en un análisis de las causas del alto crecimiento que mantiene el país (aclaración propia: se trata de una cita referida al período 2003- 2007) , Marcelo Zlotogwiazda, un economista inimputable de neoliberalismo, identificó la mejora en los términos del intercambio como uno de los factores principales: el precio internacional del maíz aumentó 15% en lo que va de 2007, cerca del 70% respecto de un año atrás, y su actual cotización cuadriplica la de hace cinco años. Por su parte, la soja está en su valor más alto de los últimos dos años y medio, y el precio de los metales que exporta la Argentina subió mas del 30% en los pasados dos meses. Mientras esos y muchos otros productos que el país exporta se valorizaron mucho en los últimos años, los precios de importación están al mismo nivel que al comienzo de la crisis en 1998, lo que a la economía le representa una ganancia calculada oficialmente en 22.500 millones de dólares en el cuatrenio 2003-2006”. (cita de Iglesias a Zlotogwiazda en la página ochenta y seis de Kirchner y yo) En suma, se perciben pocas diferencias: a nivel, justamente de las diferencias en el discurso de sus propias políticas, el duhaldismo se muestra como más republicano, apegado a las instituciones y conservador y esto de hecho se manifiesta en la discursividad política del centro del duhaldismo que es Eduardo Duhalde. Por otra parte, el kirchnerismo se ofrece como más estatista pero a la vez mas pragmático en la medida de su desapego a las instituciones y su necesidad de debatir. El segundo y último eje de éste trabajo se centra en la discursividad como factor explicativo, se asienta en los basamentos de la comunicación política, en el peso del discurso político en el día a día de los medios (sobre todo en los años electorales) y que le da el contexto real al trabajo de los mercadotécnicos del mundo político: Con la llegada del Menemismo, de acuerdo a Arzadun, “nuevas figuras pasan a cobrar relevancia en el partido: artistas, deportistas, empresarios, economistas y candidatos massmediaticos o estrellas, sin tradición partidaria, que de la mano de Menem ingresan a la arena política y progresivamente van opacando a no pocos dirigentes políticos de larga tradición e historia en el peronismo. El Partido Justicialista cumple una función mas de acompañamiento a la política implementada desde la cúspide por el líder decisionista, en el marco de un proceso de personalización de la representación política donde se observa una cada vez mayor independencia entre partido y candidatos o dirigentes estrellas y una creciente y progresiva influencia de los nuevos actores relevantes: los operadores políticos y los empresarios”. Cabe recordar que así fueron los primeros pasos de, por ejemplo, Daniel Scioli: Carlos Menem lo tomó desde el ámbito de la motonáutica. Cuando Arzadun se refiere a la forma actual del peronismo, también dice textualmente lo siguiente: (…) esta forma organizativa inicia un proceso de profunda crisis con la derrota del peronismo a manos de la Alianza en 1999. A partir de allí se gestan nuevas transformaciones en el formato del partido que marcan el inicio de su organización contemporánea. (…) Aquí el PJ se anarquiza, comienza a desenvolverse en base a un modelo radicalmente descentralizado que expresa una crisis estructural de atomización o feudalización interna, de identidad y vacío de liderazgo, no obstante lo cual se convierte en un partido dominante” (Arzadun, 2008. Página diecinueve) Ese es el escenario desde donde apareció el kirchnerismo buscando capitalizar necesariamente en el mundo político del partido el acompañamiento inicial por parte de la sociedad civil al que me referí en párrafos anteriores acerca de la constitución del frente kirchnerista. Puesto que éste segundo eje refiere a la discursividad y no a la ideología, cabe decir que existen posturas críticas acerca de la línea fundamental del discurso kirchnerista: “Demonizar los noventa y reivindicar los setenta, la más terrible década de la historia nacional, es un signo de la gran confusión reinante. Una actitud doblemente grave en quienes dicen ser de izquierda. Si ser de izquierda es estar por la vida contra la muerte, por la paz contra la violencia y por la democracia contra el autoritarismo, entonces ser de izquierda en la Argentina significa preferir los noventa a los setenta, a despecho de tanta nostalgia a contramano. Para cualquiera que no esté afectado por el vivir- peligrosamente del nihilismo, siempre es mejor una década infame que una década ensangrentada” (Fernando Iglesias, página cincuenta) Consecuentemente, como dice el eje de esta segunda perspectiva, la explicación a través de los medios masivos de comunicación –olvidando en éste párrafo a la historia- refiere a como una buena estrategia de marketing político puede llevar al éxito o a acercarte a éste incluso haciendo olvidarnos del pasado ideológico cuando la venta pasa a ser para todo posible elector: construir candidatos es uno de los trabajos de los politólogos, a todos nos gustarán los cambios si consideramos que nuestro mundo político no es perfecto aunque queda ello como comentario por cuestiones de espacio y tiempo. Conclusión: entre Cristina Fernández de Kirchner y el futuro del peronismo. La última orientación definitoria del primer kirchnerismo, bien podría ser la que se extrae de la entrevista a Juan Carlos Portantiero en el libro “Un presidente inesperado”: Juan Carlos Portantiero asume al kirchnerismo como a un gobierno con contenido de centroizquierda pero a la vez un gobierno peronista: el peronismo no es una esencia, dice Portantiero, hace sesenta años que asume las formas mas variadas: el primer Perón, José López Rega, Carlos Menem y ahora Kirchner. Kirchner cambió el contenido social de los apoyos. A modo de continuación cronológica, Cristina Fernández, tomando textualmente a la lectura de Fernando Amato, surgió de un peronismo más de izquierda del de Néstor Kirchner: el kircherismo nació escindido o nunca surgió como unidad en un contexto en el que, como expresa Bobbio en la definición de partidos políticos de su valioso diccionario de ciencia política, los partidos políticos evitan tomar posiciones netas sobre problemas capaces de crear divisiones y conflictos en el interior del país y compiten por la conquista del poder político con plataformas electorales y sistemas de gestión del propio potencial político que no presentan sustanciales diferencias con las de los otros partidos sino que más bien son bastante similares entre sí. Paralelamente, para hacer a la diferencia, desde Amato, “Néstor Kirchner, como peronista, encontró (léase había encontrado) en la Tendencia Revolucionaria su lugar de expresión. En cambio, Cristina tuvo una raíz de pensamiento mas de izquierda. Por eso Lupín ingresó en la Federación Universitaria de la Revolución Nacional y Cristina se inclinó por el Frente de Agrupaciones Eva Perón. Sin embargo (continua Amato), esta diferencia perdura en la concepción de hacer política del matrimonio, en la que Néstor tiene una visión mucho mas Keynesiana del Estado” Morales Solá, dentro del mismo asunto, sostiene –en referencia a Cristina Fernández que “en su discurso inaugural fue, en la sustancia, mas peronista que cualquiera que haya dicho su esposo”. ( página ciento cincuenta y tres del libro nombrado en otro párrafo) Si el peronismo es hoy por hoy necesariamente una fuerza política con base en la movilización ideológica desde el pragmatismo, si ha calado hondo en nuestra historia más allá de toda discusión que su época pueda llegar a suscitar, es lógico que siempre pueda tener un espacio para sí como lo viene haciendo desde hace más de seis décadas. Siempre ese espacio va a ser más definido para ese momento, pero una vez existente ese espacio con un tiempo considerable en el poder, su dinamismo será percibido como decreciente, cada vez mas acotado como peronismo dado que la percepción de dicho decrecimiento proviene de: a. El desgaste natural de toda gestión política sobre su finalización (desgaste de mayor o menor grado): como dice Joaquín Morales Solá en la página número cuarenta y tres y en referencia al kirchnerismo, “ningún gobernante es amado por todo el mundo durante todo el tiempo. El gobierno cotidiano obliga a elegir una opción en cada momento y toda elección significa, a su vez, una renuncia”. b. Las dificultades se dan al llevar a cabo ideas que contienen, como ya se dijo elementos muy diferentes entre sí, porque, justamente, como ya se dijo, eso es lo que ocurre en el peronismo actual pero ello no niega que, como dice Ricardo Sidicaro- un sociólogo e investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas entrevistado en el libro ya nombrado de Natanson cuyo título es “El presidente inesperado”- “Kirchner comparte un tipo de cultura política en la cual el poder se ejercita, una cierta idea de que el presidente organiza y manda, sin tener que consultar a un partido o a una convención.(…) El peronismo tiene mas capacidad para dar soluciones pragmáticas, en ese sentido, una historia menos ligada a la institucionalidad democrática (que en el caso del radicalismo) lo favorece para llevar adelante las iniciativas” sugiere el autor. El peronismo se puede leer tan segmentadamente que gestiones políticas no peronistas podrían ser consideradas peronistas en sus primeros tiempos durante esos primeros tiempos, valga la redundancia, pasado un tiempo, esa misma gestión peronista podrá ser vista ya globalmente como demagógica o limitada como dicen las críticas al kirchnerimo de hoy donde –por ejemplose busca dar cuenta de un boom del consumo sin correspondencia con el crecimiento económico general de la nación. Si ninguna gestión resulta peronista, de seguro alguna tendrá ese nombre, para bien o para mal. La sociedad cambia con los años y ello cambia a la esfera política. Bibliografía Abiad, Pablo; Justicia era Kirchner: la construcción de un poder a medida. Marea, 2005 Amadeo, Eduardo, La salida del abismo, Planeta, 2003. Amato, Fernando, Setentistas. Sudamericana 2008 Arzadun, Daniel Omar, El peronismo: Kirchner y la conquista del reino. Sudamericana, 2008 Bobbio, Norberto. Derecha e Izquiera. 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