Córdoba clandestina.




Córdoba clandestina no es un artículo de opinión, Córdoba clandestina no es la mirada de un loquito. Córdoba clandestina es, ante todo, una realidad. Córdoba clandestina son casi 2 años de vivir en la Ciudad de Córdoba y observar lo que pasa.

De hecho no es solamente observar durante dos años: son experiencias, fue experimentar, gestionar, saber, conocer y, también, ¿Por qué no? enterarse.

Córdoba Capital es una Ciudad Clandestina. Cada vez que te alejás del centro, cada vez que operás contra la venta de drogas, cada vez que pretendes que un funcionario público trabaje con decencia, que los sistemas funcionen.

Es eso, sencillamente eso. Es cultura, responsabilidad concurrente y problemas. Es todo eso junto. Y es tangible. Lo ves, lo vivís. Cada día.

Son cosas que que no pasan en otras ciudades de Argentina, cosas ostentosamente alarmantes.

Hay varias maneras de abordar la cuestión: echarle la culpa a los políticos, echarle la culpa a la ciudadanía o no pensar en quienes son los responsables.

Yo creo, yo abordo, yo considero, que la culpa es de todos, de muchos, de un grueso de cordobeses.

No quiero ganas mas enemistades, pero digo lo que es: existe una frase popular que yo valido, es una frase en la que yo creo y corroboro. La frase es así: "existen dos clases de córdobeses, el que te caga y el que te va a cagar".

Así empieza este artículo. Continuará, con ejemplos.

La Córdoba que evade es la Córdoba que, cuando te pasas de las 40 cuadras de la Plaza San Martín ya no paga ni los impuestos federales (como el monotributo) ni tampoco el impuesto municipal básico. EL trabajo, es en negro.

La Córdoba perdida es esa Córdoba de las idealizaciones infantiles donde priman visiones del mundo porque el mundo es importante (por supuesto) pero no parece existir un interés para que la comunidad esté mejor. Quiero decirlo gráficamente: importan los desnutridos africanos pero no la pobreza local. Si alguien no lo sabe, en Córdoba Capital el empleo es una bendición y no algo que sobre  y, mas de una vez, humanos revuelven la misma basura que los perros.

La Córdoba idiota es la Córdoba municipal, el Palacio 6 de Julio y sus dependencias, empleados municipales que quieren siempre ganar mas y cobrar cada hora pero que trabajan casi por obligación, y, sobre todo, a reglamento. Y, lo peor de todo, las reglas no son claras y la sistematicidad organizativa está lejos de aparecer.

Es necesario un cambio de intendencia y un cambio cultural. No solamente requerimos de funcionarios con ganas de trabajar sino que también requerimos que los ciudadanos dejen de robar, de estafar y de vivir a puro vino. El problema de fondo es grave, es la indiferencia cívica. ¿pero que es concretamente la indiferencia cívica?

Se denomina indiferencia cívica al desinterés del ciudadano por los asuntos políticos y por la conducción del Estado. Este desinterés se muestra en el no cumplimiento de los deberes cívicos como ir a votar, en la despreocupación por la marcha de los asuntos de la comunidad y en la realización de acciones nocivas para el bien común como por ejemplo no pagar los impuestos.

Las causas de la indiferencia cívica son muchas y variadas. Algunas de ellas surgen de características negativas de la personalidad como el egoísmo y la falta de solidaridad.

También puede resultar de la falta de información sobre la realidad o de la incomprensión del hecho de que cada destino individual está ligado al de los demás.

A veces la indiferencia cívica es causada por factores externos al ciudadano como los fracasos institucionales, los golpes de estado, los resultados de la demagogia o de las falsas promesas, etcétera.

Esos factores llevan a muchos a desentenderse de la cosa pública, a permanecer indiferentes ante la formación y conducta del gobierno porque considerar que es lo mismo participar que no participar.

En la agitada e inestable vida institucional de Argentina, en varias oportunidades, una parte d ella ciudadanía cayó en la indiferencia impulsada por el desaliento.

La experiencia histórica muestra que esa indiferencia solo provocó males aun mayores.








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